miércoles, 15 de junio de 2011

LOS ACHIRES

Los achires fueron un grupo indígena mexicano que habitó en la zona costera de los municipios de Angostura, Navolato, Elota y parte de San Ignacio. También habitaron en la desembocadura de los ríos Culiacán, San Lorenzo y las playas cercanas al río Elota.


Eran nómadas y su lenguaje, igual que el de los Guasaves, no pertenecía lingüisticamente a ningún otro grupo indígena de Sinaloa.


Vivían al intemperie, no conocían la agricultura ni el uso del vestido. Los Achires eran amos y señores de los litorales de Angostura, Navolato, Culiacán y Elota. Tuvieron disputas con los Tahues y Acaxees por la sal, ya que los Achires eran dueños de las zonas salinas. Tanto Tahues como Acaxees fueron derrotados por los Achires ya que estos eran buenos con arco y flecha. Aunque era un pueblo esencialmente pacífico, se defendían del ataque de estos pueblos. Sus actividades básicas eran la pesca, la caza y la recolección de frutos y raíces comestibles.

TAMAZULAS O GUASAVES




Los Guasaves o Tamazulas fue un pueblo nómada que habitó en la región costera del municipio de Guasave y un poco en la parte norte del municipio de Angostura. Algunos investigadores y escritos antiguos los catalogan como dos pueblos diferentes guasaves y tamazulas, pero en la actualidad se considera como uno solo. Igual que los achires su lenguaje era diferente a los demás pueblos indígenas de Sinaloa, desconocían la agricultura, el uso de la casa y el del vestido. Vivían en las marismas y esteros, se alimentaban de pescado, almejas, pitahayas y frutos silvestres que recolectaban. Los guasaves o tamazulas eran más altos que las otras tribus de Sinaloa. Algunos etnólogos los incluyen dentro del grupo seri.




TOTORAMES,




Los indígenas totorames ocuparon la faja costera al sur del Río Piaxtla y también se extendían por el territorio que hoy pertenece al estado de Nayarit. Su lengua era una variante del cora nayarita y, como casi todas las lenguas habladas en la región que estudiamos, pertenecía a la familia yuto-azteca.


Los totorames eran sedentarios. Sus principales asentamientos estaban en Aztatlán, Sentispac y Chametla, este último sobre el Río Baluarte y los dos primeros en territorio nayarita. Este Aztatlán es el mismo del que tomó su nombre el Complejo Aztatlán, al que ya nos referimos, pero esta cultura había dejado atrás su época de esplendor. Los totorames eran agricultores y cultivaban maíz, frijol, calabaza, chile y algodón. Consumían productos del mar como camarón, ostión y pescados; recolectaban sal de los depósitos naturales para su propio consumo y para el comercio con otros grupos. Cosechaban miel de colmenas silvestres y también las cultivaban. Elaboraban objetos de cerámica, tejían el algodón, labraban la concha y trabajaban el cuero de venado. Fueron diestros artesanos que fabricaban adornos de plumas, concha, perlas y caracoles.


CULTURAS PREHISPANICAS EN SINALOA

Más de cuatro siglos y medio han transcurrido desde la llegada de los españoles a los territorios del noroeste con la que se inició una confrontación de culturas: la europea, avasalladora, intolerante e impuesta por la fuerza, y las indígenas, que llevaron la peor parte. Sin embargo, los pueblos y sus culturas se resisten a desaparecer y sobreviven por largo tiempo en medio de las más adversas circunstancias. En la actual Sinaloa podemos constatar la presencia de muchos rasgos culturales, que sin duda tienen su origen en la época prehispánica.

La lengua cahita es uno de los mejores ejemplos. Son muy numerosos los sinaloenses actuales que la tienen como habla materna, sobre todo en la región norte del estado. Se trata de una lengua viva; sus hablantes son indígenas que han conservado su identidad cultural durante siglos. Sabemos de las demás lenguas indígenas habladas en la época prehispánica sólo por testimonios de los documentos, porque desaparecieron del todo.

La lengua cahita ha permanecido no sólo entre los indígenas, sino que también ha pasado al habla de los sinaloenses de todos los grupos sociales; son muchas las palabras cahitas que empleamos en nuestro lenguaje cotidiano sin saberlo, o utilizamos vocablos indígenas a sabiendas y oficialmente reconocidos, como los nombres de poblaciones, ríos, etcétera.

Tal vez menos evidente pero fácilmente comprobable es la supervivencia de numerosos alimentos, y aun de la manera de cocinarlos, que los sinaloenses del presente compartimos con los antepasados aborígenes. El maíz, el frijol, la calabaza y el chile se siguen empleando como comestibles de consumo generalizado y cotidiano. Las tortillas, los tamales, el atole y el pinole son alimentos preparados con maíz y que así se usaban desde hace siglos. El tomate, la fruta que ha dado fama al campo sinaloense y mucho dinero a algunos agricultores, también es herencia de los antepasados prehispánicos. ¿Y qué decir del pescado y los mariscos? Muy pocos serán los sinaloenses que puedan prescindir de tan exquisitos y nutritivos manjares, que fueron alimento básico en el pasado prehispánico.

Otro hecho que debemos hacer notar por la importancia antropológica que tiene es que en varios lugares de la Sinaloa contemporánea se practica el juego de ulama, que no es otra cosa que la supervivencia del juego de pelota mesoaméricano. El juego de ulama, en su modalidad "de cadera", se practica entre dos equipos de cinco o seis integrantes cada uno, en una cancha de cuatro metros de ancho y 50 de largo dividida por la mitad. Se utiliza una pelota de hule macizo que pesa cuatro kilogramos y tiene 26 centímetros de diámetro. Los jugadores, resguardados con faja y protectores de cuero, golpean la pelota con la cadera de modo que quede en el campo contrario y los adversarios no puedan devolverla. También se estilan las modalidades "de antebrazo" o "con mazo", según la pelota se golpee con el antebrazo o con un mazo de madera.

El juego de ulama requiere gran fortaleza física de los competidores, así como de mucha destreza, porque un mal golpe con la pelota les produce graves daños físicos. Es un deporte propio de los medios rurales y no bien visto en otros sectores de la población. La modalidad "de cadera" se practica en los municipios de Escuinapa y Mazatlán; las modalidades "de antebrazo" y "con mazo" se juegan en los municipios de Culiacán, Navolato, Guasave, Angostura, Sinaloa y Mocorito.

Algunas danzas populares del folklore sinaloense, como la Pascola y la bellísima Danza del Venado, también tienen origen prehispánico. Asimismo, en los medios rurales del estado subsiste la forma antigua de construir las casas con varas entrelazadas y recubiertas de barro, que se adaptan muy bien al calor del campo sinaloense.

Lo anterior, es sólo una muestra de cómo ha perdurado lo prehispánico en la cultura de los sinaloenses. El pasado, de distintos modos, se perpetúa en el presente, y no debemos ver tan lejanos a los antepasados prehispánicos, que si cinco siglos parecen mucho tiempo, no lo es tanto como para borrar la huella de quienes nos precedieron.



http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/sinaloa/html/sec_25.html

jueves, 5 de mayo de 2011

HOLA A TODOS!

He empezado mi nuevo blogspot por que tengo que hacer un trabajo final para mi profesora de Historia sobre las culturas prehispanicas y pues deseanme suerte por mi trabajo ;D